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La Universidad de Bolonia, un destino imprescindible para cualquier laboralista. Por Paqui Bernal Santamaría

Cualquier académico y jurista que desee realizar una estancia de investigación en una Universidad extranjera debe dar prioridad a la Università di Bologna, al ser el alma de cualquier estudioso del Derecho. La Alma mater studiorum – Petrus ubique pater legum Bononia mater es el lema de esta universidad milenaria y de mayor prestigio internacional en el mundo del Derecho laboral. Y es que la parte más sobresaliente de esta Universidad ha sido desde siempre el Derecho, pues ya en la Edad Media era una Universidad famosa en toda Europa por acoger esta ciencia jurídica.

Se fundó en el año 1088 como una agrupación de estudiantes y adquiere el grado de Universidad en el año 1317. Desde luego, sus edificios y sus aularios son fiel reflejo de este carácter pretérito en el tiempo. A mí me impresionaba cada paso que daba por estos inmemoriales edificios con pinturas y frescos que son un lujo el poderlos contemplar. Claro que esto presenta también inconvenientes como las instalaciones de aire acondicionado y calefacción. Bolonia se caracteriza por temperaturas extremas, así, por ejemplo, en verano, que es cuando estuve yo, hace mucho calor. Y sorprende que muchos edificios no están acondicionados para ello. Algo que no solo ocurre en la Universidad, sino también en los bares y en las tiendas. En fin, que todo ello requeriría de una inversión constante y ser adaptados a las necesidades de una docencia más moderna, siempre que respete su grandiosa estructura histórica.

Para mí como profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social ha sido todo un honor poder recorrer sus pasillos y perderme en su biblioteca Antonio Cicu, durante la estancia de investigación que realicé en los meses de junio y julio de 2017.

En la biblioteca hay diferentes salas y hasta tres plantas repletas de estudiantes y doctorandos que deben llegar bien temprano para poder tomar asiento, aunque también hay pequeñas salas de lectura.

Como dije en la biblioteca hay varias salas y plantas, yo desde un primer momento, opté por ubicarme en la Sala Marco Biagi. Fue un jurista italiano, profesor universitario de derecho laboral y de relaciones industriales, y asesor del Ministerio de Trabajo, asesinado en el año 2002 por un grupo conocido como “Los Brigadas Rojas”. Son muchas las teorías que corren sobre los motivos del asesinato. Una de ellas es que era el artífice del proyecto de reforma laboral que ideaba el gobierno conservador de entonces en un clima de enfrentamiento con los sindicatos.

Un dato importante para los alumnos es manejar la fotocopiadora que está disponible en las inmediaciones de las salas de estudio. Esta funciona con un “abono” que se adquiere en la planta baja, y por el que puedas pagar no menos de 5 euros. Es un modo sencillo y fácil de tener acceso a los múltiples libros y revistas de Antonio Cicu. Yo preferí escanear los documentos que necesitaba, de forma que pasé muchas horas del largo mes que estuve en esta salita con mi labor de escaneo. El método es sencillo. Introduces la ficha de abono, escaneas, y automáticamente va al ordenador en el que te has instalado (en la sala Marco Biagi) y ya puedes cortar y copiar en tu dispositivo de almacenamiento. Debes tener cuidado con no cortar los documentos que otros compañeros de la sala han escaneado, pues realmente tienes acceso a todos los documentos que las personas han escaneado.

Realmente, y aunque parezca todo complejo, no lo es en absoluto. Primero, porque en la biblioteca siempre encontrarás algún español (Bolonia está inundada de españoles), y, segundo, porque también se ofrecen a los alumnos y doctorandos un servicio de biblioteca que destaca por su eficiencia y colaboración. Por último, en los accesos a la sala tienes un stand con documentos informativos sobre cómo manejarte con todos los servicios que ofrece la biblioteca. Desde sacar algún documento (libros, sobre todo) para poderlos llevar a la casa, a cómo sacarle el máximo provecho a tu estancia allí.

La biblioteca está ubicada en la Via Zombonini, una calle muy transitada de gente joven con muchas ganas de aprender, pero también de pasarlo muy bien. Y es que no puede pasar por alto que Bolonia es una universidad histórica, pero con un ambiente estudiantil muy vivo.

Claro que los estudiantes no solo repletan las salas de estudio, pues forma parte del paisaje urbano de Bolonia las fiestas a cualquier hora del día. Los estudiantes jaleosos por sus calles se juntan para celebrar su “laureata”. Decoran sus cuerpos con todo tipo de disfraces, particularmente con una corona de hojas de laurel que portan sobre sus cabezas durante todo el día…, y creo que durante toda la noche. Es típico que los familiares y amigos de quien se gradúa lo recojan en la puerta de la facultad con un ramo de flores y alguna que otra botellita, y ya pronto empieza la fiesta en la que entonan canciones y consignas.

Principalmente, lo festejan por la zona de Via Zambonini que va desde las Dos Torres, pasando por la plaza Giuseppe Verdi y hasta la más moderna Via Belmeloro. Los estudiantes se suelen alojar en pisos compartidos (muy compartidos) y también en Colegios Mayores, entre los que destaca el más antiguo del mundo, que aún hoy, a pesar de ser fundado en el siglo XIV sigue alojando a estudiantes: el Real Colegio de España.

No puedo pasar por alto el ser agradecida, así que me queda agradecer a la Universidad de Bolonia su invitación personificada en el profesor Catedrático de la Universidad, el Dr. Zoli, a la perfecta acogida, especialmente a mis compañera Martina Vinciery y Claudia, a la colaboración y a la implicación personal de mi Departamento del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social personificada en mi maestra Eva Garrido, y a la ayuda económica del Vicerrectorado de Investigación de mi Universidad.

Y ya por fin, animando a compañeros y alumnos a emprender la tan “impuesta” movilidad, expresar que para mí Bolonia ha sido un lugar de encuentro conmigo misma, de estudio y de serenidad, muy a pesar del tremendo esfuerzo personal y familiar que ha implicado, del trasiego que supuso una pequeña mudanza de ida y vuelta, y del jaleo de los estudiantes. No dudaría en absoluto en volver, porque dicen aquello de “Uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida”.


Paqui Bernal Santamaría es Profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Cádiz. Investiga sobre el trabajo marítimo laboral e imparte docencia en el Grado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos en las asignaturas: “Derechos fundamentales en la relación de trabajo” y “Derecho del Trabajo”.

Las fotos que ilustran este artículo han sido cedidas por el blog El lobo bobo.

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